La Torre Aqua considera criterios tales como las vistas, protección solar y un contorno de desplazamientos verticales que otorgan a la estructura su forma escultórica.
Su topografía vertical se define por sus terrazas que van cambiando de plano a lo largo de toda la fachada de la torre, permitiendo una fuerte conexión con el aire libre y la ciudad ya que ofrece una fachada para ser ocupada y disfrutada por sus habitantes. Su desarrollo da como resultado un edificio escultural que cuando se mira oblicuamente y desde lejos se transforma en un rectángulo delgado.
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